Con el miércoles de ceniza iniciamos los cristianos el llamado tiempo de Cuaresma. Lejos de ser cuarenta días para la tristeza y el flagelo, la cuaresma nos invita a todos a redirigir con alegría el timón de nuestra vida hacia Jesucristo, pues somos conscientes de que son muchos los puertos y cantos de sirena que van desviando nuestro rumbo a lo largo del año.
Estos cuarenta días comienzan con un sencillo pero significativo gesto, la ceniza. Toda una llamada de atención sobre la caducidad de lo que somos, de nuestra fragilidad para afrontar la tarea de vivir. Pero la ceniza no es una mirada pesimista sobre la naturaleza del ser humano, todo lo contrario. El cristiano sabe que Dios es capaz de dar vida a unos huesos secos y de modelar de barro un ser a su imagen y semejanza. Sabemos lo que Dios puede hacer con las cenizas de nuestra vida si dejamos que actúe en ella. Pero somos tozudos y nos empeñamos muchas veces en vivir como si Dios no existiera y el resultado es claro, "todo queda reducido a cenizas". La Cuaresma nos invita a tener la humildad suficiente para dejar que Dios realice en nosotros su proyecto, para dejarnos perdonar por Él que es misericordia, para dejarnos amar sin límites por Él que es el Amor. Si somos capaces de hacerlo nuestra vida cambiará y seremos capaces de vivir el perdón y la misericordia, porque estaremos rebosantes de ellos.
En el Colegio Mayor Tomás Luis de Victoria queremos vivir intesamente la Cuaresma, por eso comenzaremos celebrando juntos esta tarde la imposición de la ceniza. Que a todos nos aproveche este tiempo de conversión.
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